Six O'clock Tea

6.11.16

Se realizó en la Embajada de Brasil en Argentina a beneficio del Teatro Armatrux del vecino país.

Tomar el té en la Residencia del Embajador de Brasil junto a glamorosas mujeres no es agenda de todos los días. Esta semana, y en un día gris, hemos tomado el té pero a beneficio de la Fundación del Grupo de Teatro Armatrux, uno de los más prestigiosos de Brasil que se caracteriza por la investigación del lenguaje circense, formas animadas, música, danza, teatro físico y al aire libre y con un desfile glamoroso junto a la reconocida diseñadora brasilera Isabela Capeto y otros diseñadores nacionales y elegantes mujeres.




Fue organizado por Carmine Dodero –reconocida emprendedora vinculada desde hace más de una década al mundo de la moda y el esplendor-. La conductora Andrea Frigerio hizo amena la tarde, junto a los diseñadores nacionales que presentaron sus colecciones, como Natacha Morales, Taglie Forte -para las mujeres de entre 40, 50 o más-, Verónica de la Canal, Diego Vaz, Carmen Steffens, Matías Hidalgo, entre otros.

Mujeres elegantes por doquier. Algunas señoras salieron de sus oficinas concurriendo con ropa casual -más un toque glamoroso-, dado que el día lluvioso en Buenos Aires invitaba a estar preparadas con el paraguas. Sin embargo, todas impecables: asistieron a esta 24° edición Anamá Ferreyra, Barbie Simons, Teresa Calandra, Evelyn Scheydl, Camilo García, Cecilia Zuberbüller, y Delia Raquel Flores, entre muchos otros invitados que dieron el presente, como los anfitriones de la casa, Sergio Franca Danese y su Sra esposa Embajadora Glaucia Silveira Gauch. 

Pero, ¿cuál es la mujer elegante? Creo que es fácil describirla precisamente porque es aquella que tiene estilo propio, que no se influencia por lo que está de moda y lo que no, sino que viste aquello que tiene en su closet para las ocasiones especiales, eso que le dicta su propia intuición y luce lo que le queda bien, eso que no es recargado, y que hace caso a Coco Channel, cuando decía: “al mirarse al espejo siempre hay que sacarse algo”, pero que engalana arriesgadamente con gusto propio y lo luce espléndidamente, junto a sus buenas maneras y su excelente comunicación en el adecuado uso de la palabra interactuando con otras glamorosas brasileras y argentinas. 

¿Me puedo sentir cómoda en un espacio a pura escala protocolar y distinguido? La etiqueta dejó de ser materia exclusiva de espacios diplomáticos y de la realeza, para convertirse en algo accesible y actual, en donde solo poniendo en práctica algunas reglas de conductas urbanas para personas educadas, daremos señales de vanguardia sin herir sentimientos de nadie.

Aquí se ponen en práctica esas reglas escritas y las otras que, por sentido común se deben conocer y practicar. Puesto que el incumplimiento a las mismas (por ejemplo: esperar el turno para dirigirnos a la mesa asignada, pedir por favor, mirar cuando nos hablan, o decir gracias), determinará lisa y llanamente si en todo caso, nos dedican una sanción social, o recibimos el gesto de haber aprobado el examen exhibido de buen comportamiento social, en vivo y en directo.

No se trata de pensar si fui criada en el interior, o en un palacio real, puesto que practicar hábitos de cortesía que me enseñó mamá, no cuestan nada. Poner en ese escenario -que no es el mismo de todos los días-: el trato amable; el tono de voz agradable que hacen única nuestra comunicación; desplegando una sonrisa genuina con una actitud positiva; siempre abrirá puertas, enriqueciendo así nuestras relaciones humanas para hacer de nuestras vidas algo grato tanto en nuestra vida familiar, social, como la profesional.

Muchas veces se juzga a alguien por sus modales en la mesa, de ahí la importancia de conocer ciertas reglas básicas de comportamiento. Es posible refrescar algunas reglas de buena educación y cortesía que es la misma que exige la nueva etiqueta del siglo XXI para de esta manera sentirnos seguros para proyectar una imagen fresca y positiva y alcanzar esa coherencia sujeta entre el ser y el parecer en nuestra vida social y profesional.

Allí, cada mujer de las pasarellas hablaba de nosotras, muchas, con vestidos que nos recuerdan nuestra escencia y poder, de otros espacios que, como argentinas y latinas hemos vivido hasta el presente, reivindicando y empoderando nuestra energía femenina.


Colabora Lic. Alicia Cybulka

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