Retrato de una Mujer líder

23.9.17

Existe una motivación universal entre las mujeres. Retroalimentarnos, trabajar en red, fotografiarnos, curiosear qué hacen aquí y allá. Aprender de las que viven lejos, e inspirarnos de las que enseñan todo y dejan huellas. 


<a href="https://www.freepik.es/fotos/manos">Foto de Manos creado por rawpixel.com - www.freepik.es</a>


Sentí que haber compartido un mes entero con 60 mujeres del mundo en una paradisíaca isla del Pacífico, era mucho para mí, que esa invitación fue suprema. Y eso coincidimos con la ecuatoriana Elizabeth, una líder que apoya a mujeres privadas de la libertad en su país. Fui parte activa de ese lazo invisible. Fue algo que hice con solo pensar que podría ser factible, y luego, lanzarme a trabajar, estudiar sin dejar de orar. 

Retratarlas y filmarlas fue para conocer un poco más de cada mujer, más allá de entrenarnos todas durante un intenso mes. Un entrenamiento sobre liderazgo, pero un liderazgo muy particular, basado en aprender a servir, no a servirnos de un equipo. Pero fue también aprender a comunicar en cada uno de nuestros espacios de influencia, una creencia y pasión de nuestras vidas espirituales. 

Allí junto a médicas, empresarias, profesionales de distintas áreas (coaches, del servicio social, turismo, seguridad, docencia y comunicaciones) me asombró la entrega de mujeres en general para sus comunidades, el esfuerzo desmesurado que ellas realizan por mantener las cosas a flote. Sus sueños, sus metas, sus familias, sus pasiones, sus necesidades extremas en algunos casos. Muchas de ellas desde la resiliencia, el esfuerzo desmesurado y también desde la discriminación. 

Durante el entrenamiento tuve una mirada de aprendizaje hacia cada instructora (muchas de ellas vestidas -no con el traje sastre de ejecutiva convencional- sino con el típico atuendo de la mujer de la India); como también por las líderes que compartíamos el aprendizaje y se sentaban a mi lado a aprender, compartir y preguntar. Mi imperfecto inglés no era un impedimento porque todo era tan kinestésico, como intensivo y desafiante. 

Un gallo me despertaba a las 5.15 todos los días (era un relojito, puntual, animal) y terminaba exhausta, ya tarde en la noche. 

Siento que lo más apreciable de mi experiencia fue sentirme cómplice de todas ellas, entrando en esa mirada de resistencia, de que todo se puede, con disciplina, metas, sueños, pero comprometido esfuerzo. Un poco de deporte y un poquito de esparcimiento turístico, como el de conducir en medio de precipicios, mar, y montañas y hasta por encima de las nubes, viendo el mágico amanecer, donde todas permanecimos atónitas.

Mujeres del mundo que inspiran y de las que les seguiré contando en el próximo número de SextoSentido.




Colabora Lic. Alicia Cybulka

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